martes, 12 de agosto de 2014

El Gato de los pies de trapo

Animación a la Lectura
"Cuéntame un Cuento"
El Gato de los pies de trapo
     El gato Marramiau llevaba ya una temporada sin coger un ratón. Y su amo don Melitón, le había prometido partirle siete costillas, si en una semana no le traía dos o tres.
     Tenía don Melitón una bodega de vino, y cada dos por tres aparecía un ratón nadando en el tonel.
     Don Melitón muy enfadado quería matar al gato si no le llevaba pronto a aquel bebedor.
     El gato Marramiau se escondía por no oír
 a su amo contarle el cuento:
Esto era un gato
que tenía los pies de trapo
y la cabeza al revés.
¿Quieres que te lo cuente otra vez?
No, señor amo – contestaba el gato- . Mañana le traigo a ese borrachín.
     Y se puso el gato al acecho en la cueva, hasta que el ratón sacó el hocico por fuera. Viendo que más no sacaba, el gato le dijo:
     ¡Hola ratoncito! ¿Cómo te llamas?
     El ratón se asustó y se metió para adentro, pero el gato se puso a decirle:
     Anda, hombre no tengas miedo, que sólo quiero jugar contigo, no te haré mal, y como estoy aburrido a la pelota quiero jugar.
     El ratón, que además de borrachín era juguetón, sacó otra vez su hocico y contestó:
     ¿Y qué señales me das de que de ti me puedo fiar?
     ¿Qué más señales quieres que el cuento que me cuenta mi amo?
     ¿ Y ése qué cuento es? – preguntó el ratón
     Y el gato se lo contó:
Esto era un gato
que tenía los pies de trapo
 y la cabeza al revés
¿Quieres que te lo cuente otra vez?
     El ratón le dijo que no, y que por qué le decía su amo que tenía los pies de trapo.
     El gato le respondió que no tenía uñas y no podía cazar ratones. Marramiau le enseñó sus dos pies que parecían de trapo ( y es que los gatos siempre llevan las uñas guardadas). Así que el ratón le creyó y de su escondite salió.
     Marramiau pegó un salto y con sus dos patas al ratón pisó, pasándolo de una pata a otra.
-¿No dijiste que íbamos  a jugar a la pelota? – protestó el ratón.
     El gato contestó: -¿ Y qué es lo que estoy haciendo?.
     El ratón viéndose perdido se hizo un ovillo y salió rodando hasta su ratonera, sacando sus patas en una carrera, otra vez en su cueva se metió.
     Marramiau muy socarrón le preguntó que si tenía acaso miedo de él, si le había visto sus uñas o colmillos, a lo que el ratoncito le contestó que no, solo que no quería hacer de pelota.
     Marramiau le invito si quería jugar a otra cosa. El ratoncito le preguntó:
     -¿A que?
     -Tú sal y verás, le contestó Marramiau.
     El ratón solo sacó la cabecita, y el gato que no estaba dispuesto a perder más tiempo, sacó las uñas y le pegó un gafañón. Pero el ratón fue listo, se apartó y solo le dio de refilón.
     Marramiau viendo que así no lo cogía se escondió cerca de un tonel de vino, esperando que pasara el ratón que era un borrachín. Efectivamente, al poco tiempo apareció el ratoncito que ya no podía resistir más sin el aroma del vino, se acercó al borde del tonel y cuando estaba bebiendo, llegó el gato por detrás haciendo “¡Fu, fu!”. El ratón perdió el equilibrio y cayó en el vino. Pero cuanto más nadaba más se empapaba y más le gustaba. Pasó un buen rato buscando una orilla donde no hubiera gato. Mas como el tonel era redondo y el gato daba vueltas por fuera, siempre se lo encontraba.
     “¡Fu, fu!” le hacía el gato, lleno de mala intención, y no dejaba acercarse al pobrecito ratón.
     Éste estaba al fin tan cansado, que le dijo al gato que le dejaba comerlo, antes que morirse ahogado.
     Dejó de nadar, y entonces el gato, con su misma boca lo agarró y lo sacó del tonel.
     Pero el ratón le habló al gato: -¡Un momento, amigo gato! No te puedes imaginar lo malo que está un ratón empapado en vino.¿Por qué no esperas a que me seque?.
     El gato se lo creyó y lo soltó, lo que aprovechó el ratón para correr como una bala hasta su agujero.
     Marramiau enfurecido gritó : -¡No vale, no vale!. No has cumplido tu pacto.
     Y el ratón le contestó:
     -¿Y quién te manda fiarte de un borracho consumado?
     Y colorín, colorado, este tramposo cuento se ha acabado.
 

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